La superpoblación de las cárceles estadounidenses, donde se se triplicó la cantidad de presos en los últimos 25 años, tiene relación directa con el endurecimiento de las penas para los delitos relacionados con drogas ilegales. El sesgo discriminador contra los afroestadounidenses se profundizó, con penas mayores para la tenencia de cocaína en forma de crack (prevalente entre los consumidores que pertenecen a ese sector de la población) que para la cocaína en polvo (más consumida entre la población que en EE.UU. se define como “blanca”). Esa tendencia al crecimiento de la población total se invirtió tímidamente desde que Barack Obama llegó a la presidencia, en 2009. De acuerdo con las últimas estadísticas disponibles, la población carcelaria a fines de 2012 era un 2.8% más pequeña que al llegar el nuevo inquilino a la Casa Blanca.
El actual gobierno y el Partido Demócrata han impulsado iniciativas que deberían resultar en un sesgo menos racista en los fallos que envían ciudadanos a prisión. En 2010, se aprobó la ley de sentencias justas (Fair Sentencing Act) que disminuyó drásticamente la diferencia entre las cantidades de crack o cocaína en polvo cuya tenencia es considerada delito (aunque la distinción que penaliza más la tenencia de crack sigue existiendo) y eliminó el requisito de imponer condenas mínimas de cinco años por tenencia de crack. A mediados de 2013, el senador Dick Durbin presentó un proyecto de ley que, de aprobarse, eliminará otros requisitos de sentencias mínimas en materia de tenencia de drogas y hará retroactivos a 2010 los efectos de la ley de sentencias justas. El efecto de este relajamiento en el punitivismo podría ser una disminución mayor del número de prisioneros.
Como ha sido típico de su estilo, Obama ha mostrado cautela extrema en el manejo de la cuestión penitenciaria. Así como ha impulsado medidas a largo plazo, en el corto plazo se ha autolimitado en su poder de conmutar sentencias u otorgar indultos, al punto de ser el presidente que menos solicitudes de clemencia ha concedido desde Ike Eisenhower, aún cuando su administración ha denunciado la injusticia de las normas que mantienen a miles en prisión. Sin embargo, se especula que Obama podría tener en mente beneficiar a miles de detenidos en el período “lame duck” de su presidencia, luego de las elecciones al Congreso de noviembre de este año. Eso apuntaron muchos analistas en abril de este año, cuando el Fiscal General Eric Holder anunció la redefinición de los requisitos para solicitar clemencia y llamó a las autoridades penitenciarias a facilitar esas solicitudes por parte de los ciudadanos bajo custodia.
En cualquier caso, si Obama ha dado pasos dados para disminuir la cantidad de personas en conflicto con la ley que están en la cárcel, todo lo contrario ha sucedido con las detenciones temporarias de inmigrantes ilegales. Mientras no se reforme la ley migratoria, se reiterarán anuncios como el que hizo su gobierno en junio, de que se construirán nuevos centros de detención para familias de inmigrantes ilegales.
Publicado en diario Tiempo Argentino, número 1568, 13 de Septiembre de 2014.